La Valetta es la capital política e histórica de la Isla de Malta, y es probablemente una de las ciudades-fortaleza más bellas y mejor conservadas del Mediterráneo. Su violenta historia provocada en gran medida por su situación geográfica entre África y Europa la hecho ser escenario de cruentas batallas y largos asedios de los que siempre ha salido indemne, y que han marcado profundamente la fisionomía de esta bellísima ciudad que fue proclamada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.

La primera piedra para la fundación de La Valetta fue colocada por el Gran Maestre de la Orden de San Juan, Jean Parisot de la Valette,  el 28 de marzo de 1566 en el lugar que hoy ocupa la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria

Torre de Vigilancia en La Valetta (fijese en los ojos y las orejas labrados en piedra) 

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La Valetta había sido planificada antes del Sitio de Malta  debido a la gran importancia estratégica del Monte Sceberras, pero los Caballeros sólo pudieron llevar a cabo su fortificación tras su victoria contra el Imperio Otomano, por la que recibieron númerosas riquezas de parte del rey Felipe II de España y el Papa Pío V.

La ciudad es, junto con Roma, Florencia, Venecia y Estambul, una de las ciudades monumentales más espectaculares del Mediterráneo, y merece, con mucho, la pena visitarla con intensidad. Lleven zapato cómodo por que las cuestas de la ciudad son considerables y el suelo es todo de piedra.

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 A nadie dejan indiferente sus famosos autobuses de los años 50 que aún se mantienen en funcionamiento, cuidados por las autoridades son fotografiados por los turistas que disfrutan de esta pequeña vuelta al pasado, y pocos resisten la tentación de dar un paseo hasta el barco subido a una de estas pequeñas reliquias del pasado.

Los monumentos más notables de la Valetta son la Catedral de San Juan, anteriormente Iglesia de los Caballeros, las fortificaciones construidas por los caballeros para proteger a la ciudad de los ataques otomanos (admire las vistas desde lo alto de los jardines), el antiguo Gran Palacio del Gran Maestre, que actualmente alberga el Parlamento de Malta y el Museo Nacional de Bellas Artes de Malta. La Valeta fue dañada por ataques aéreos durante la Segunda Guerra Mundial, que destruyeron su majestuoso Teatro de la Ópera, construida en la entrada de la ciudad en el siglo XIX (aún se pueden ver sus restos).

Muy interesante es tambien la visita a la ciudad de Mdina (puede contratar excursiones directamente en el puerto) que ofrece un espectacular centro histórico, y cuya historia se remonta 4.000 años a la época de los Fenicios. Es conocida como la Silent City (la ciudad silenciosa) por que sus calles siempre están desiertas debido a la poca población que la habita.

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Desde el puerto de Trápani (Sicilia) tendremos acceso a las impresionantes ruinas de Segesta, con su impactante templo griego y que se remata con un paraje natural de singular belleza. Los que deseen también podran visitar el pintoresco pueblo de Erice, ubicado en lo alto de una colina y que le regalará bellísimas estampas.

SEGESTA

Situada en medio de un paraje eminentemente rupestre, la antigua ciudad griega de Segesta parece tutelada por los rebaños de pastores.

 

 

Su origen es aún incierto y foco de discusiones entre los historiadores. Segesta fue poblado por los elimos (elimi), un pueblo anterior a los griegos, que helenizaron el asentamiento del XII a.c tras su llegada a Sicilia y a la Magna Grecia. Desde el 580 a.c. se tiene constancia de las continuas disputas con la colonia de Selinunte. Tras la derrota sufrida pese a la ayuda ateniense, los cartagineses ofrecieron su apoyo a Segesta, destruyendo la rival Selinunte además de Agrigento, Gela e Himera en el 409 a.c.

Posteriormente, viéndose obligada por Siracusa a rebelarse contra Cártago, fue destruida en el 306 a.c. De lo que actualmente se puede reconocer de la griega Segesta destaca sobremanera el templo dórico. Pese a su grandiosidad y su perfecto estado de conservación el templo está inacabado.

Existen tesis que defienden que la guerra entre Segesta y Selinunte provocó la escasez de recursos que acabo posponiendo la finalización del templo. Sin embargo, actualmente hay cierto consenso sobre la teoría que promulga que no se trata realmente de un templo, si no de una columnata levantada para solemnizar un lugar ya sagrado para los elimos. El conjunto lo forman 36 columnas coronadas por un arquitrabe liso y un friso dórico con metopas y triglifos, con unas medidas de 61×26 metros de largo.

Además del templo, si seguimos un sendero hasta el Monte Bárbaro podremos ascender hasta la colina donde se ubica el teatro griego. La subida a pie de casi dos kilómetros merece la pena, aunque sea sólo para sacar unas fotos panorámicas del templo a lo lejos entre el campo bicolor. La otra opción es comprar un billete para que el autobús nos lleve en unos minutos al teatro de Segesta.

 

Construido en la segunda mitad del siglo III a.c. su cavea de 63 metros se orienta hacia el norte, en contra de lo habitual en los teatros griegos. Esta peculiaridad se debe a las deslumbrantes vistas que ofrecen las gradas de las colinas con el teñido de azules Mar Mediterraneo. En verano se llevan a cabo representaciones de teatro clásico y si tenemos la suerte de coincidir con una de ellas conviene no perdérselas, aunque sólo sea por retroceder 25 siglos atrás.

ERICE

Sobre el Monte San Giuliano, a 751 m de altura surge Erice, cuyo nombre deriva del siculo-itálico Eryx, que significa ‘Monte’.

 

 

Imprescindible en cualquier planificación de viaje a Sicilia, Erice habitada desde el Paleolítico Superior, reune muchos rasgos sicilianos, como un urbanismo normando, la organización árabe de la vivienda en torno al patio y un amplio abanico de dulces. En Erice se vive el Medievo respetado, sus calles empedradas llevan la historia manchada en las piedras de sus empinadas cuestas. 

 

 

Quizá debido a su imponente presencia, tutelando la provincia de Trápani, Erice ha sido desde tiempos inmemoriales lugar de culto y advocación a las divinidades clásicas. Incluso hoy en día sus numerosas iglesias confieren a Erice del halo de misticismo que desprendió antaño. Precisamente el punto más alto de Erice, donde se alza el castillo, fue lugar de culto y veneración -en todo el Mundo clásico y el Mediterraeo Occidental-, de las diosas del amor y la fertilidad, Astarté para los fenicios, Afrodita para los griegos y Venus para los romanos.

 

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El gran puerto de Civitavecchia está situado en el centro de la costa oeste de Italia, y es el puerto de mar más cercano de la legendaria y fascinante ciudad de Roma, apodada "la ciudad eterna".

Roma es una ciudad del sur de Europa , en la Península Itálica, que antiguamente fue capital del Imperio Romano, y hoy es capital del estado moderno de Italia y que además ostenta la sede del Papado de la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Cristiana más grande del mundo.

Situada en el centro de la península, en la región del Lacio (Lazio), a ambas orillas del río Tiber, a unos 20 km de su desembocadura en el mar Tirreno, en el centro del Mediterráneo, fuente de sus riquezas. 

La ciudad de Roma propiamente dicha tiene una población de aproximadamente 2.718.000 habitantes, que unidos a los de su área metropolitana, se elevan a 3.700.000. Pero ya en época Romana Roma fué durante siglos la ciudad más poblada del mundo, con más de un millón de habitantes en su época de máximo esplendor, siendo una de las orbes más importantes e influyentes de la historia de la humanidad.

Su importancia histórica es enorme. Cuna de la civilización occidental, atrae cada año a millones de visitantes, atraídos por las ruinas de su antiguo esplendor y sus incalculables obras de arte de la época etrusca, romana y sobre todo barroca y renacentista.

Enclavado en la zona oeste de la ciudad se encuentra el Estado Vaticano que constituye un estado independiente y soberano respecto de Italia (es de hecho, el país más pequeño del mundo), y es el lugar en el que reside el Papa, máxima autoridad religiosa de la Iglesia Católica.

El Centro de Roma es bastante pequeño y tiene una increible concentración de monumentos (Iglesias, Palacios, Museos, Ruinas Romanas, miradores... ) sin duda una jornada en la bella ciudad de Roma será un día inolvidable lleno de recuerdos irreemplazables.